Un Sistema de Gestión ambiental
es una herramienta de gestión que nos ayuda a reducir, y si es posible,
eliminar los impactos ambientales perjudiciales ocasionados por la actividad
industrial, productos y servicios, más que para corregirlos una vez ocurridos.
Continuamente las grandes y pequeñas empresas invierten más en la búsqueda de
nuevas formas de generar valor agregado, y una de esas formas puede ser, sin
duda, la implantación de un sistema de gestión ambiental. El concepto de
responsabilidad social se ha tomado históricamente de forma muy básica, es decir,
se ha enfocado o limitado principalmente a la solución de algunos problemas
sociales como educación, drogas, pobreza, entre otros, y en materia ambiental
son pocos los esfuerzos. Sin embargo, cada día se hace más necesaria la
práctica de responsabilidad social ambiental; la cual se puede entender como el
conjunto de mecanismos de desarrollo limpio aplicados por las empresas públicas
o privadas, para minimizar su impacto al medio ambiente en el espacio donde
desarrolla sus actividades de producción, contribuyendo así a mejorar la
calidad de vida de los habitantes de los alrededores.
La responsabilidad social de las
empresas ha existido siempre, de una forma u otra, con mayor o menor grado,
evolucionando desde un concepto elemental como la filantropía hasta los
conceptos manejados en la actualidad. Ello varía de acuerdo al país y la visión
estratégica de la empresa y abarcan un conjunto variado de actividades.
Teniendo en cuenta la importancia de las empresas en las economías de los
países, y siendo la responsabilidad social empresarial un elemento tan
importante para el desarrollo sostenible, es necesario profundizar en la
relación Ambiente-Empresa. Un sector público y privado (esencialmente)
responsable social y ambientalmente es, sin duda, el motor para el desarrollo
económico y social sostenible. Mantener un comportamiento empresarial
responsable con la sociedad y el medioambiente se presenta inevitable para ser
competitivo en este siglo, donde las expectativas de todas las partes
involucradas son cada vez más exigentes. La Responsabilidad Social Empresarial
no se trata sólo de mirar fuera de las organizaciones (dimensión externa), sino
de considerar también a sus trabajadores (dimensión interna). Se presenta hoy
día, un horizonte donde la construcción de la sociedad y el ambiente que todos
queremos y merecemos sea compartida, no sólo a nivel gubernamental, sino
también al empresarial.
Los sistemas de gestión ambiental
están basados en normas de referencia. La más extendida es la norma ISO 14001.
También existe el reglamento europeo EMAS, basado en la norma ISO 14001 pero
con requisitos adicionales. Así como los sistemas de gestión de la calidad (ISO
9001) han conseguido un nivel de expansión muy grande en las empresas, los
sistemas de gestión ambiental, pese a que van creciendo año a año, lo hacen a
un ritmo mucho más lento. Esto sucede porque muchas organizaciones lo ven como
un coste y no detectan la cantidad de beneficios que les puede aportar. Si bien
es cierto que inicialmente implantar y certificar un sistema de gestión según
ISO 14001 supone un coste importante, a medio y largo plazo los beneficios
llegan, incluso en empresas muy pequeñas o con unos procesos muy simples,
aunque en éstas, una vez implantado es fácil que se llegue a un estancamiento
de la mejora continua que estos sistemas buscan.
Tener un sistema de gestión
ambiental certificado supone para la empresa una serie de beneficios de
mercado, económicos, de mejora de la imagen de la empresa y también de su
situación reglamentaria, como por ejemplo:
Para que estos beneficios lleguen, es
importante que el sistema de gestión esté bien planteado desde el inicio,
habiéndose identificado exhaustivamente todos los aspectos ambientales de la
organización, y estableciendo unos criterios que permitan evaluarlos de manera
objetiva, y que sean sensibles a las mejoras que se vayan produciendo a lo
largo del tiempo. Así obtendremos aquellos aspectos ambientales significativos
sobre los cuales la norma nos obliga a establecer procedimientos de control
operacional.
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